Este
Cessna 182, matriculado LV-HUA, podría pasar desapercibido como tantos que
vuelan por los cielos argentinos; sin embargo su historia hace que se destaque
sustancialmente de los demás. Es que en 1964 realizo un vuelo sin precedentes
hasta entonces para una aeronave de su tipo: internarse en el océano, en las
gélidas aguas del Atlántico Sur, hasta arribar a las Islas Malvinas.
Su
piloto, Miguel FitzGerald fue el primer argentino en volar a las islas y
plantar la Bandera nacional. Lo hizo el día de su cumpleaños y a su arribo dejó
una proclama y luego regresó.
Pero
quien es Miguel FitzGerald? Según el mismo se define como un simple piloto
civil, su vocación. A los 16 años voló planeadores y a los 20 aviones con motor.
Es un piloto solitario, trabajó en Aerolíneas, hizo fotografía aérea, taxi
aéreo, remolque de carteles. El mismo aclara: "Menos fumigación y
contrabando, hice de todo".
Dos
años antes, en 1962, había hecho el primer vuelo sin escalas y sin acompañante,
desde Nueva York a Buenos Aires. De esto solo unos pocos diarios se hicieron
eco de esta hazaña: de Nueva York a Buenos Aires.
Ese
año, 1964, la cuestión Malvinas estaba en la agenda de la ONU por decisión de
la Asamblea. Por entonces se estaba tratando el tema de las colonias en
América. un comité especial de las Naciones Unidas se preparaba para el
análisis de este tema.
El LV-HUA con los viejos colores y un esponsor local en su lateral.
Para esa fecha la Argentina hacia 131 años que venía reclamando ante Inglaterra y al parecer, con los aires anticolonialistas y nacionalistas de la época, la adhesión de muchos países a la exigencia de devolución de los territorios era un hecho.
Miguel,
que por entonces tenía 38 años, como otros tantos pilotos les rondaba por sus
cabezas la idea de “mandarse, plantar bandera”. Finalmente, en busca de la
gloria resolvió que lo haría. Junto a un amigo presento la iniciativa al diario
La Razón para que realizara su cobertura. A Félix Laiño, editor del diario, no
se interesó; sin embargo el recién salido diario Crónica de características más
sensacionalistas, cuyo dueño era Héctor García, sí se entusiasmó, y así lo
hizo.
A
Miguel le interesaba la difusión pública de la hazaña, porque podía ser
sancionado por la Fuerza Aérea con una suspensión severa, por ello decidió planificando
con mayor ahínco la difusión de la noticia que el viaje en sí.
Miguel
comentó sus intenciones con Siro Comi, , presidente del Aeroclub de Monte
Grande, que a su vez era representante de esa marca de aviones en el país. Este
inmediatamente se mostró dispuesto, le ofreció el avión para el cual ordenó
algunas modificaciones. Se trataba de un Cessna 185 de 260 HP Matrícula LV-
HUA, al cual Mike llamó “Luis Vernet”.
Miguel FitzGerald posando en el LV-HUA.
Muy poca gente sabia el tipo de vuelo que realizaría el avión que comenzó a recibir modificaciones. Horacio Franco era uno de los pocos que sabía y fue quien agregó los tanques de combustible con una capacidad total de 200 litros. Roldan, dueño del taller, y el resto de los mecánicos que trabajaban en el Cessna presumían que se avecinaba un viaje largo, importante. El radiotécnico llamado Quintana coloco una Radio HF de larga distancia en el asiento del copiloto. También se agregó, una bomba de combustible eléctrica.
Miguel recuerda: ”. En la tapa del tanque de nafta, Miguel había
escondido una copia de la llave del avión. “- Pensaba que podrían sacarme la
llave del avión y entonces sí, dejarme suelto. Por eso tenía una llave extra en
el tanque de nafta”.
Miguel recuerda: “Había pensado en el 8 de septiembre porque ese día
se reunían los diplomáticos en Nueva York. Además, era mi cumpleaños. Cuando se
lo conté a García (de Crónica), él se puso firme: “Hacelo el 8. No se te ocurra
hacerlo el 9, porque ese día juegan Independiente y Juventus la final de la
Copa Intercontinental, y la gente quiere fútbol, por más que vos bajes en
Malvinas”.
Se decidió que el punto de salida era el Aeroclub de Río Gallegos
debido a que su pista no tenía torre de control monitoreada por la Fuerza
Aérea. El 6 de septiembre, partió desde el Aeródromo de Monte Grande hacia
Olavarría, Provincia de Buenos Aires y luego a Trelew, Chubut. Se abasteció de
combustible y volvió a Puerto Madryn para dormir.
A la mañana siguiente continuo su viaje hacia el sur. Arribo a Comodoro Rivadavia y luego a Caleta Olivia. Al llegar a Pico Truncado el motor comenzó a “ratear ”. Se trataba de unos cables en las bujías. A pesar de ello continuó su última pierna arribando a Río Gallegos. Cargó combustible en el Aeropuerto y luego se voló al Aeroclub donde soluciono el problema del motor.
A la mañana siguiente continuo su viaje hacia el sur. Arribo a Comodoro Rivadavia y luego a Caleta Olivia. Al llegar a Pico Truncado el motor comenzó a “ratear ”. Se trataba de unos cables en las bujías. A pesar de ello continuó su última pierna arribando a Río Gallegos. Cargó combustible en el Aeropuerto y luego se voló al Aeroclub donde soluciono el problema del motor.
En Río Gallegos se encontró con Ignacio Fernández, Comandante de
Austral y Gerente de la misma en Rio Gallego, quien le proveyó de toda la
información técnica y meteorológica necesaria de la zona. También colaboro él operador
de la radio del aeropuerto de Río Gallegos y despachante de Austral y a quien
él le tenía mucha confianza. Con este último, coordinaron una secuencia por
radio. Miguel llamaría en la hora y a las y veinte, dando la posición en que se
encontraba.
Miguel FitzGerald con la bandera previo a despegar rumbo a Malvinas.
A las nueve y veinte de la mañana del 8 de septiembre, el Cessna levantó entonces vuelo desde allí. El vuelo no tuvo inconvenientes realizándolo a 8000 pies y navegando guiado por la emisora AM de Río Gallegos y el radiocompás ya que no conocía ninguna radioayudas de las islas.
A las tres horas y quince minutos divisa el archipiélago, un
rectángulo con una gran cantidad de islas e islotes. Miguel emite por radio una
corta frase: “operación normal”, y en Gallegos hay gente que interpreta el
mensaje. Ya sobre el archipiélago, una capa muy densa de nubes impide ver. No
puede descender porque en alguna parte hay un cerro de seiscientos metros de
altura. Sin embargo, luego de un breve tiempo un claro le permite verlo y
desciende.
Ya volando por debajo de la capa de nubes, logra ver Puerto Stanley, envió
una comunicación a Río Gallegos: “El Lima Víctor Hotel Uniform (LVHU)
sobrevolando Malvinas, me dispongo al aterrizaje para enarbolar nuestra
bandera”. “Al pasar por arriba de las estancias sorprendí a los malvinenses
porque el avión no era de los que había en la isla; el mío no tenía flotadores
para aterrizar en el agua.”
El ruido fuerte y extraño que iba aumentando en intensidad, sacudía la
modorra de Port Stanley. FitzGerald tomó la decisión de dar dos vueltas
alrededor del pueblo antes de aterrizar. Pretendía que sobraran testigos.
Primero vio puntitos negros, luego pequeñas casas y autos y, un rato después,
las siluetas precisas de personas, mayoritariamente rubias.
Gracias a la ayuda de mapas del terreno malvinense que le prestaron en
el aeroclub, había decidido que el mejor lugar para aterrizar era una pista de
cuadrera. En ese entonces no existía aeródromo ni pistas. Buscó la pista de
cuadreras, y aterrizó.
Se baja del avión con el motor en marcha, sacó la Bandera y la cuelga
del enrejado de la cancha. Un hombre de los que se habían juntado a ver el
aterrizaje se acerca y supuso que estaba perdido. ‘Where do you come from?’,
gritó. FitzGerald responde en inglés que venía de Río Gallegos, y luego
recuerda: “me dijo si quería combustible para volver, pensando siempre en que
me había extraviado. Le dije que tenía lo necesario.”
Así relataba la Revista TODO el momento posterior al despegue: “No bien el pequeño avión desapareció, los pobladores acercaron y se reunieron para ver si juntos entendían mejor. Naturalmente, Jannes Shitchiff fue el centro de las preguntas. Sobre sus manos, una delgada carpeta peuser guardaba el secreto. Mientras alguno se encargó de quitar la bandera y enrollarla con cuidado, Shirtchiff puso en marcha su motocicleta".
"Ya con la bandera en ristre y la carpeta sobre el tanque, se dirigió hasta el centro. La misión que le solicitara FitzGerald la cumplió a las 14 horas de ese mismo día, ya que el Honorable H. Thomson – gobernador en funciones interinas reemplazando a Sir Edwin Arrowsmith – no demoró en atender el más importante asunto que vivía la isla en años. Thomson hizo sentar al emisario y se dedicó a contemplar esa bandera y a leer la proclama. Preparó el informe que enviaría a Londres días después.”
Finalmente en 2013 comenzaron las tratativas entre el gobierno argentino y el Club de Paracaidismo para adquirir el avión para ser preservado para la posteridad. A cambio se ofreció el dinero necesario para que el Club adquiriera un avión similar para cubrir las actividades que cumplía el LV-HUA.
Una vez adquirido fue incorporado a la muestra del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, inaugurado el 0 de junio de 2014 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que tiene como propósito de rendir homenaje a los argentinos que entregaron sus vidas en defensa de las Islas. El museo se encuentra en el predio de la ex ESMA, en Avenida del Libertador 8151 de la Ciudad de Buenos Aires.
El avión se encuentra en un amplio espacio sostenido en el aire y luciendo los colores que poseia en aquellos dias, incluido la leyenda en el lateral del nombre que FitzGerald le dio al LV-HUA: "Don Luis Vernet", quien fue el primer gobernador- comandante argentino de las Islas Malvinas y adyacentes al Cabo de Hornos en el Océano Atlántico, antes de la invasión y colonización de la misma por parte del Imperio Británico.
NOTA: Las fotos propias pertenecen a la ultima etapa de su vida operativa en el Club de Paracaidistas, el cual se encontraba en color metal cubierto por un plotter color amarillo perteneciente a un esponsor que publicitó sus productos en el avión
Le entrega la proclama y le dice: ‘Tome, entréguele esto a su
gobernador para que la difunda’ y me marché rápidamente. Tenía miedo de que los
ingleses me confiscasen el avión, que además no era mío. Me subo al avión y
vuelvo a Gallegos. Habré estado en Malvinas unos quince minutos."
Miguel recuerda: “La Proclama la había escrito en castellano por
supuesto. Haberla escrito en inglés hubiera sido contradecir el espíritu
argentino de esa empresa. (La deben haber tenido que descifrar).”
Una vez en vuelo emprendió el regreso a Río Gallegos no sin antes
realizar algunas pasadas sobre las casas de Puerto Argentino. FitzGerald envió un
nuevo mensaje al continente.
Lo aguardaba junto a la radio un periodista que inmediatamente retransmitió la primicia; Héctor Ricardo García, el director de Crónica, empezó a jugar su papel.
La portada del Diario CRÓNICA del día 08 de septiembre de 1964
Lo aguardaba junto a la radio un periodista que inmediatamente retransmitió la primicia; Héctor Ricardo García, el director de Crónica, empezó a jugar su papel.
Crónica tenía la primicia y en la edición de esa tarde tituló en letra
catástrofe: “Malvinas: hoy fueron ocupadas”. La Razón registró uno de los días
de más bajas ventas de su historia. Su competidor llamó la atención e inauguró
un estilo periodístico.
Al volver a Buenos Aires FitzGerald fue el hombre más buscado del
país. En Aeroparque, la gente de García esperaba a Miguel. Lo subieron a un
jeep y lo llevaron a dar vueltas por la ciudad, como a un héroe. Ese
recibimiento y el festejo popular impidieron a la Fuerza Aérea suspender la
matrícula de piloto de Miguel, sin embargo no dudó en sancionarlo. El entonces
presidente de la Nación, Arturo Illia, levantó finalmente el castigo impuesto
por la Fuerza Aérea recibiendo solamente un apercibimiento.
Su hazaña no fue bien vista por los funcionarios argentinos en la ONU
(temerosos de perturbar las gestiones diplomáticas). Aunque el comité votó a
favor de que se iniciaran las conversaciones entre Londres y Buenos Aires.
Desmontando el avión para su traslado al museo.
Así relataba la Revista TODO el momento posterior al despegue: “No bien el pequeño avión desapareció, los pobladores acercaron y se reunieron para ver si juntos entendían mejor. Naturalmente, Jannes Shitchiff fue el centro de las preguntas. Sobre sus manos, una delgada carpeta peuser guardaba el secreto. Mientras alguno se encargó de quitar la bandera y enrollarla con cuidado, Shirtchiff puso en marcha su motocicleta".
Ya en Buenos Aires listo para ser expuesto en el museo.
"Ya con la bandera en ristre y la carpeta sobre el tanque, se dirigió hasta el centro. La misión que le solicitara FitzGerald la cumplió a las 14 horas de ese mismo día, ya que el Honorable H. Thomson – gobernador en funciones interinas reemplazando a Sir Edwin Arrowsmith – no demoró en atender el más importante asunto que vivía la isla en años. Thomson hizo sentar al emisario y se dedicó a contemplar esa bandera y a leer la proclama. Preparó el informe que enviaría a Londres días después.”
Luego de esta aventura el avion regreso al Aeroclub Monte Grande convirtiendose en un icono por aber tocado tierras malvinenses. Posteriormente pasopor varias manos siendo su ultimo operador y dueño el Club de paracaidismo "Skydive Bahia, quienes lo utilizaban como aeronave lanzadora de paracaidistas.
Una vez adquirido fue incorporado a la muestra del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, inaugurado el 0 de junio de 2014 por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que tiene como propósito de rendir homenaje a los argentinos que entregaron sus vidas en defensa de las Islas. El museo se encuentra en el predio de la ex ESMA, en Avenida del Libertador 8151 de la Ciudad de Buenos Aires.
NOTA: Las fotos propias pertenecen a la ultima etapa de su vida operativa en el Club de Paracaidistas, el cual se encontraba en color metal cubierto por un plotter color amarillo perteneciente a un esponsor que publicitó sus productos en el avión
Este avión fue utilizado por el Diario Cronica y revista Así, cuando mataron al Che Guevara voló a Vallegrande via Jujuy y Santa Cruz de la Sierra, pintado rojo y blanco con la palabra Cronica en banco sobre el fondo rojo. Un periodista de Cronica se filtro en el Hospital y entrevisto a un soldado herido que le comento que el Che habia sido capturado y fusilado un dia despues, alguien alerto a los guardias del hospital y los periodistas huteron al aerodromo cercano donde estaba el aparato, perseguidos por los militares subieron al avion y escaparon a buenos aires, aterrizaron en el aero club san justo. Por unas horas estuvo junto al Piper PA-23-250 Aztec LV-GTR, en el que habia volado Roberto Guevara a reconocer el cadaver de su hermano, algo que nunca sucedio porque ya habia sido sepultado en una fosa secreta durante 30 años.
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