El 28 de agosto de 1975 el avión
Hércules C-130 matrícula TC-62 de la Fuerza Aérea Argentina fue derribado al
ser alcanzado por una bomba de 160 kg. de explosivos mientras se encontraba
despegando del Aeropuerto Teniente Matienzo de la provincia de Tucumán mientras
realizaba un vuelo de traslado de 114 efectivos de la Gendarmería Nacional de
los cuales seis fallecieron y más de 60 resultaron heridos, nueve de ellos de
gravedad.
Este avión era uno de los tres primeros
aviones Hércules C-130E (luego “Super E” o C-130H), que incorporó La Fuerza Aérea
Argentina en el año 1969, matriculados TC-61, 62 y 63. Tiene un gran historial,
habiendo participado en muchas misiones de paz, ayuda humanitaria y en vuelos
de abastecimiento a la Antártida Argentina otros acontecimientos históricos Dependía
del Grupo 1 de Transporte de la I Brigada Aérea, con asiento en la localidad de
El Palomar, provincia de Buenos Aires.
El 1 de Marzo de 1969 realizó un vuelo de reconocimiento aéreo en la Antártida Argentina sobrevoló la isla Decepción y las bases Brown, Matienzo, Petrel y Esperanza y el entonces futuro emplazamiento aéreo en la isla Vicecomodoro Marambio, efectuando además lanzamiento de carga y correspondencia sobre la Base Matienzo y Estación Petrel.
Gendarmes sanjuaninos antes de subir al avión Hércules TC-62 en Tucumán
El 14 de Abril de 1969 acompañó
en un vuelo de apoyo al avión DHC-6 Twin Otter matrícula T-85 , proveyendo información
meteorológica en ruta, equipado para las operaciones en la Antártida con un
sistema de esquí-ruedas, que despegó de Río Grande y anavizó en la Base
Aeronaval Petrel de la Antártida Argentina, cumpliendo la tarea de
reconocimiento visual y fotográfico de la meseta que corona la isla
Vicecomodoro Marambio. El 23 de Abril de ese mismo año, prestó el mismo apoyo
al avión Twin Otter T-85 que regresaba de la Antártida, conjuntamente con otro
Twin Otter similar, matrícula 1-F-1 de la Armada Argentina.
El 5 de Agosto de 1969 partió de Comodoro Rivadavia y sobrevoló la meseta de la isla Vicecomodoro Marambio y la Base Aeronaval Petrel, regresando en vuelo directo a su unidad de asiento en El Palomar, provincia de Buenos Aires.
Otra imagen del embarque del embarque el día 28 de agosto de 1975
El 9 de Octubre de 1969 el avión
realizó un vuelo sobre la meseta de la isla Vicecomodoro Marambio, lanzando elementos
de abastecimiento y supervivencia para la Patrulla Soberanía, que se encontraba
en el lugar realizando la difícil tarea de preparar la primera pista de tierra
en el Continente Antártico, trabajos sumamente extremos por las difíciles condiciones
atmosféricas del lugar.
El 30 de Junio de 1970, participó en la primera evacuación sanitaria por vía aérea desde la Antártida Argentina, en una compleja operación de la cual participaron dos helicópteros Hughes 369HM, matrículas H-31 y H-33, trasladados en vuelo a la Base Marambio. Ese mismo día estos helicópteros volaron hasta la Base Matienzo y de allí a la Estación Científica Almirante Brown donde evacuaron al jefe de la misma, quien se encontraba con un delicado estado de salud; posteriormente regresaron a Matienzo y al día siguiente a la Base Marambio, cargando los dos helicópteros y regresando al continente con la misión cumplida.
El Hércules TC-62 durante una misión de salvamento en la Antártica en 1970.
El 17 de Mayo de 1971 unió por
primera vez Buenos Aires (El Palomar) en vuelo directo con la Base Marambio en
la Antártida Argentina, cubriendo el trayecto de 3265 km en 6 horas y 45
minutos.
El 17 de Agosto de 1972, arrojó
dos toneladas de carga sobre la Estación Aeronaval Petrel y luego aterrizó en
la Base Marambio, donde realizó una misión de salvamento similar a la del año
1970, desembarcó esta vez a los helicópteros Hughes 369HM, matrículas H-32 y
H-33, que ese mismo día volaron hasta la mencionada Estación Aeronaval y al día
siguiente hicieron una evacuación sanitaria desde la Base Esperanza hasta la
Base Marambio, regresando con los dos helicópteros a bordo nuevamente al
continente.
Si bien el país se encontraba en un difícil momento histórico por la violencia interna que se vivía, nada hacía suponer que el 28 de Agosto de 1975, en un rutinario vuelo de trasladado de efectivos de la Gendarmería Nacional que regresaban a su hogares, que había sido destacado en Tucumán, podría ocurrir este catastrófico hecho. Como parte del denominado Operativo Independencia, que tenía como fin aniquilar las fuerzas guerrilleras del ERP que tenían como objetivo establecer una "zona liberada" en la provincia de Tucumán; para ello las Fuerzas Armadas participaban rotativamente con tropas del Ejército, de la Gendarmería Nacional, y contingentes de la Policía Federal.
El día del atentado, cerca de
las 13.30 horas, el Hércules TC-62 inició la carrera de despegue en el
aeropuerto tucumano. Un vehículo identificado con las marcas de Agua y Energía,
estacionado a una cuadra y media de la entrada recibía instrucciones por radio
de un militante subversivo montonero infiltrado dentro de la estación aérea.
Con este hecho se iniciaba la última fase de la denominada “Operación Gardel”
ejecutada por el Grupo Montoneros.
Dos montoneros vestidos con overol y casco simulando ser obreros descendieron del vehículo y se dirigieron a una casa contigua a la pista. A ese lugar llegaba un desagüe pluvial que conducía a una alcantarilla en desuso que cruzaba por debajo de la pista de la base aérea, ubicada a 1100 metros de la cabecera Norte y 1000 de la Sur. Tenían como tarea accionar por control remoto una enorme carga explosiva en forma de cono colocada en el túnel, justo en el momento en que el C-130 estuviera pasando sobre ella.
La carga explosiva estaba formada en un extremo por una semiesfera de 10kg de TNT, luego una capa de diametón de 60kg y el resto unos 90kg de amonita. Un grueso cable salía de la carga de unos 250 metros sería accionado por la batería de 12v del vehículo, y desde un foso lindante sería accionado el pulsador. Estas instalaciones fueron montadas entre marzo y junio de 1975.
En el momento en que el avión comenzaba
a despegar, alcanzando la velocidad de 200 km/h y luego de recorrer 800 metros
desde la cabecera 18 a un par de metros de altura, estalló de la poderosa carga
explosiva lo alcanza de lleno y lo derriba envuelto en llamas. Eran las 13:05
horas de ese día. Según la declaración de uno de los tripulantes sobreviviente
indica que observo como si la pista se levantara, formando un hongo negro
constituido por bloques de concreto y tierra. Esta explosión se produjo entre
100 y 150 metros delante de la máquina y a unos 2 segundos de distancia en
tiempo.
El piloto intentó la trepada del
avión, sin embargo la onda expansiva lo tomó en actitud ascendente y a unos 12
a 15 metros de altura. La aeronave se incendió parcialmente, se inclinó sobre
su derecha y cayó sobre la pista, arrastrándose unos 400 metros. La situación dentro
de la cabina y bodega de carga y pasajeros fue de una confusión total, ya que
sus ocupantes desconocían lo que estaba ocurriendo. De inmediato el interior se
llenó de humo y fuego.
Luego de ser alcanzado por la explosión
el avión se destrozó al precipitarse quedando envuelto en llamas. En los
alrededores se produjeron escenas de pánico entre los habitantes de la zona
próxima al Barrio San Cayetano. Los restos del avión quedaron esparcidos en un
radio de aproximadamente 300 metros, en tanto que el fuselaje se incendió a un
costado de la pista, en medio de una columna de humo negro que se observaba
desde una gran distancia.
Posteriormente al accidente se
produjeron potentes explosiones causadas por los tanques auxiliares de
combustible y los pertrechos militares que se transportaban a bordo. Estas
explosiones hicieron muy difícil el trabajo de los bomberos y rescatistas que
combatían el incendio e intentaban asistir a las víctimas que se encontraban a
bordo.
Muchas vidas fueron salvadas en
acciones heroicas protagonizadas por bomberos, la gente del lugar los mismos
tripulantes del Hércules y gendarmes que habían podido salir inicialmente y
volvieron a rescatar a sus propios compañeros de armas atrapados entre los
restos de la aeronave. Es de destacar la heroica acción del Gendarme Raúl
Cuello, quien salió ileso del avión, sin embargo regresó en varias
oportunidades a rescatar a varios de sus compañeros hasta quedar atrapado por
las llamas en el que sería su último intento pereciendo por asfixia.
Como experiencia operacional obtenida por este hecho, tanto
la Fuerza Aérea Argentina como el Ejército Argentino aumentaron considerablemente
el perímetro defensivo y la zona excluida en torno del Aeropuertos, así como
también se intensificaron las patrullas y registros de elementos sospechosos en
proximidades de todas las instalaciones militares. Las
autoridades del gobierno constitucional a cargo de la entonces señora
Presidente de la Nación Argentina, Señora María Estela Martínez de Perón,
condenaron enérgicamente este accionar subversivo.
Desde este sitio, que recuerda
las historias de aquellos aviones que han perdurado en el tiempo y de aquellos
hechos trascendentales de la aviación argentina tratamos de conmemorar y
homenajear a estos hombres que perdieron la vida, a quienes quedaron con
secuelas y todos aquellos que con pericia, valentía y arrojo, evitaron un mal
mayor.
Otros C-130 en este sitio
LOCKHEED C-130B Hercules – Mat. TC-60 – Morón